martes, 29 de septiembre de 2009

Sebastián Abad

fósil

El lado inverso de mi pie
¿es la huella?
¿es la tierra entera?
¿Cómo me pararé sobres estas patas
sobre estas huellas secas
para volver a ser
para entender de nuevo
para vencer la humillación sutil
de un mundo de ventanas cerradas
y de autos veloces para siempre

Poemas del desdibuje

domingo, 27 de septiembre de 2009

"Terrible circularidad de la palabra sin el obstáculo de la carne" (fragmento) María Garro

...Sé que me merodeó durante toda la noche. Buscaba algo de mí. Quizás mi rostro, o mis manos para que lo curara. No tenía nada para él. No lo quería, era un extraño, no lo quería amigo. Mi crisálida me guardaba bien. La oscuridad me protegía de sus ojos seguramente acuosos, acuosos como el mar. Estaría amaneciendo y ya no podía dormir. La culpa volvió a iluminar mis pasos.
Desde que me habían secuestrado, en lo más recóndito de mi ser, pensaba que me lo merecía. Cada golpe lo aguanté con fuerza, no con dignidad, porque sabía que había algo que estaba mal: mi soberbia. Esa espantosa tranquilidad -me espantaba a mí- con la que encaraba la vida cotidiana, como si estuviera de vuelta de un camino inexistente o nunca abierto. El último tiempo mis días se habían transformado en una serie de actos cobardes. No emprendía nada para no fracasar, no decía nada para que no se me malinterpretara, no mostraba mi cuerpo para que nadie lo incendiase. Me había enojado en serio. Me había parado en la punta del monte nietzscheano y criticaba, -siempre en silencio-, los consabidos defectos de la humanidad.
Cuándo empezó ésto? Podría pensar en la vejez, pero no deseaba la juventud, ni su inocencia, ni su alegría, ni la piel sin arrugas. No competía con mis hijas porque sus novios eran muy jóvenes. No quería niños chicos.
Sí quería amor pero no sabía cómo. Estaba segura -aunque no lo sentía en la sangre ahora- que el amor hace ver todo diferente. Amaba saber, amaba enseñar, pero a esas dos cosas les faltaba un hilo conductor, un hilo a tierra, o un hilo al cielo.
Me revolvía en mi cucha. Encima este tipo hablaba alemán. Porque quizás yo hubiera querido hablar con él sobre el dolor en la boca y en las costillas, de la dictadura y sus secuelas. También, si él no era de esos pensadores políticos -era muy probable-, le contaría como una aventura cómo me subieron al auto, como me golpearon. Oh, sí hasta nos habríamos reído de la equivocación. ¡¡Miriam Aguirre!!, ¡¡qué carajo hiciste con ese oro!! Pero no estaba para comunicarme con él.
Hacía mucho que la gente me parecía extraña. Cada vez me consideraba más un bicho raro, fuera de este mundo, incomprendida, alejada de sus pares, de otra raza, de otra especie, de otro planeta...

miércoles, 16 de septiembre de 2009

La sombra de mis árboles - Josefina Aguilar

Segura de mi andar despreocupado,
creí que bastaba vivir para hacer míos
el alivio de los árboles y los claroscuros del parral.

Que la algarabía de los pájaros, siempre,
perseguiría la inocencia de mi paso.

Que el insistente sol en los postigos
nunca dejaba de mitigar la oscuridad.

Que el aroma del pan tostado por otras manos,
infaltable, despertaría mis mañanas
como preludio de comienzo.

Que todo estaba quieto; aun en los afectos.

Hoy amaso mi pan y construyo, día a día,
la sombra de mis árboles.
Alimento a los pájaros que quiero ver volar
bajo los claroscuros de este parral nuevo
y descubro que,
hasta la quietud del agua que me refleja,
inexorable, cotidiana, cada vez diferente,
también depende de mí.

martes, 15 de septiembre de 2009

Ella - Villo Argumanez

me ha pedido que con otra letra
nueva tinta
y una solícita entrega a la libertad
no la nombre
tantas veces estuvieron desconocidos órganos invitados
sus dueños y sus tarjetas
perros de baba mordiendo los muslos
y una sonrisa roja de muerte quebrando la frágil entraña
la atrevida mujer
la que lloraba
sobre sábanas de novelas y letras fugitivas
si los hombres dolierais un poco menos
si el sabor a puro de contrabando no dejase cicatriz en mi alma
si la risa poderosa la pudiera borrar cada día
este mal recuerdo de no haber sido
podría soportarlo mientras me muero por el costado
"no hay nada que no se arregle" me dijeron
se ve que algunos no sufrieron ni en el verso
me olvidaré de mi
quién me toma
quién abre fuego y escribe mi novela?

http://libreriavillo.blogspot.com/

miércoles, 9 de septiembre de 2009

Tiempo de durar - María Elena Dubecq

La que no soy
me dura todavía
como un tiempo interior
fijándome los puntos de partida.
Esa que fui es nostalgia
en la inquietud plurar de mis mañanas.
A veces un furor por ser distinta
distorsiona mis gestos
y de pronto me paro
desgarrada en mí misma,
arañándome un alma que me pesa,
me traiciona, me obliga.
Otras no reconozco los lugares
y añoro aquel sosiego de otro patio
sin pared carcelaria, con glicinas
y la miel presentida en los panales,
con alas que volteaban otros vuelos
y resolana ardiendo en la baldosa
en el ascua feliz de otros veranos.
Recuerdo aquella franja entre el ropero
y una cama de bronce,
recuerdo a una niña agazapada
temblando porque nadie la encontrara,
jugando a solas dentro de su juego.
A tientas me reconozco entonces,
vuelvo a sentirme extraña geografía
y soy de nuevo dos,
la criatura que no crece y mira
escondida por siempre en su quimera
y esta mujer de ahora,
la que lucha
de pie, sin patio con palomas,
asumiendo su hechura,
hora a hora,
día por día,
durándome en un tiempo que me dura.

Gracias Taso Perticus
http://factorserpiente.ning.com/profiles/blogs/tiempo-de-durar-maria-elena