sábado, 22 de agosto de 2009

Intimidad - Jorge Boccanera (Audio: Saloma)

La tarde giraba como un barco
con voluntad de pan
y empuñadura de juguete nuevo
él llegó con su ración de pájaro en la frente
y aquella vieja moto
ella traía un sol empecinado en su cintura
y una canción de pólvora en los brazos
se encontraron en el instante justo
en que los pueblos arrojan sus muelles a temblar
él se quitó la intemperie
y un pantalón que alguna vez fue azul
ella apoyó sus rodillas en el suelo de tierra
y con sumo cuidado
desató su cabello de los dedos del aire
después
en un lugar
dolido de humedad y otras barbaridades
los dos cuerpos se pusieron a cantar.

Ir a descargar

"Llama vívida" Horacio Armani

Ahora que gira en círculos la historia
de aquel verano, fugaz sobreviviente
de otras memorias,
verde te siento, lenta y recogida
en ávidas desdichas.
No puedo recordar. No es este viento
el que empujó a los pájaros hacia un mortal
crepúsculo

en plena alba de vida. Ni esta luz
la que nimbó cabellos como soles
y era granada roja rezumando
en cada grano púrpura su muerte.
El tiempo es cruel. Un día es una nada
y los relojes tensan las agujas
sobre un círculo inmóvil que ignora mediodías
noches y auroras en un mismo giro.
¡Adiós, llama vivida! Hemos pasado.
Ahora hierve el amor en otras bocas.

http://www.barcoebrio.com.ar/elbarco3/horacioarmani3.htm

jueves, 13 de agosto de 2009

Acerca de "El cruce del Aqueronte" - Mario Capasso

En el cuento “El cruce del Aqueronte”, de Abelardo Castillo, el personaje escribe una carta. El texto de la misma no se da a conocer. Una posibilidad es la siguiente:
Mara te escribo una carta. Y sabés qué. Que si tuviera el coraje de una horda sería capaz de cruzar mis palabras desde mi boca hasta tu oreja, así, como el célebre cross a la mandíbula. Pero no, el asunto es más complejo, al menos para mí, y como tengo el valor de un casi hombre, te escribo una carta a duras penas, Mara. O al menos, ya que no puedo estar seguro de nada en esta vida, así parece demostrarlo este cuaderno que tiembla sobre mis rodillas y esta lapicera que se mueve delante de mí, y si es que no me engaña el que nunca falta después, el irrebatible dolor de cabeza, y encima este calor, porque no sé si sabés, todo el calor transpira sobre mi cuerpo, que todavía sospecha que te escribe. Tal vez, Mara, vos tengas alguna responsabilidad, ¿mérito?, en el hecho de que yo esté ahora acá, puesto en un micro que, según el boleto que acabo de leer a tientas, me depositará en Concordia. Eso si hay un poco de suerte y alguien me ayuda a bajar, pues la Abuela Mística ya desapareció, en Zárate me parece, y se fue de mi viaje sin que le pudiera dar las gracias por haber cuidado del portafolio mientras yo dormía y, además, el nieto que me hubiera gustado ser la esperaba, y a mí no sé si alguien me esperará. O sí que sé, porque siempre es lo mismo. Mi itinerario, Mara, según el testimonio de algunos textos extraviados por ahí, ha sido un sumergirse en una ficción de letras y alcohol. Vos invertirás los términos y tendrás razón. Y vos sos la razón de mi vida, como le habrá dicho Evita al General en la cama, luego de alguna batalla, antes de la derrota final. Pero me fui de tema, siempre me estoy yendo, ya sabés. Vuelvo entonces a letras y alcohol. Alcohol y letras, sería el orden que vos dispondrías, (te conozco, mascarita), ya que las unas son el resultado del otro, su consecuencia inevitable. Y puede ser, por qué no. Tal vez yo sea sólo una cobardía de letras envalentonada por el whisky y sus hermanos menores, a los que nunca subestimé, te acordás de aquella noche que, sí, vos te tenés que acordar, tan linda, tan joven, pobrecita. Pero ahora Mara, llamo desde el fondo, grito, reclamo el pago de una deuda que no existe.Vos. No me dejes caer vos.No abandones Mara al que te traiciona con tanta fidelidad. Porque el micro sigue su marcha y yo escribo, creo, una carta con tu nombre, y no veo la salida aunque ya estoy pensando en lo que deberé hacer cuando llegue y desde la terminal me lleven a alguna parte. Tendré que subir unos escalones y ya te imaginás, no, dejen, está todo bien, puedo solo, faltaba más. Y entonces allí tendré que enderezarme lo mejor posible ante algún grupo de personas muy decentes llamado amanecer literario o el sol de las letras o cosa por el estilo, y me pedirán que por favor les dé una conferencia, de la que apenas voy sospechando algo para decir.Pues aquí lo respetamos mucho, lo admiramos tanto, ¿sabe usted?, dirán.El cuestionario, que habrán preparado en reuniones de lo más ardorosas, incluirá un pedido para que reflexione sobre la misión del escritor en la sociedad, si el cuento es más fácil que la novela, los autores que leí en mi juventud, mis influencias, si tengo horarios para escribir o si me viene la inspiración como le vienen a un pibe las ganas de mear. Infaltable, me preguntarán sobre el cuento-karma que arrastro, iba a decir como una cadena, fijate qué original estoy. No importa. Sigo. Y entonces fumaré mi pipa y les echaré el humo e intentaré decir algo que les suene inteligente, o acaso cualquier barbaridad más o menos hilvanada, al fin y al cabo, ya sabés, Mara, casi siempre me repito.Y en algún momento, al final de la parte en que contesto las preguntas del público presente, son ustedes tan gentiles, tan amables son, alguna de las chicas sentadas en el fondo de la sala, querrá saber en qué ando ahora, qué estoy creando a través de mi pluma privilegiada. Y si logro una vez más no decir la verdad, a ésa que preguntó toda emocionada, la típica adolescente intelectual y soñadora, justo a ésa que quiere cambiar el mundo con una metáfora, la tendré a mi disposición en el cuarto del hotel que me habrán reservado estas buenas gentes dos meses antes y entonces, mientras la bella lee para mí, sólo para mí, Mara, sus poemas de amor y de lucha, pondré mi mejor cara de, bueno, ya sabés que cara pongo en estos casos, en fin, le diré que cómo puede ser que hasta ahora ninguna editorial se haya dignado, y esa profundidad de pensamiento tan tuya, ese fluir tan hermoso que brota de tu poesía, le diré y la acostaré y no dejes de recitar, por lo que más quieras pero seguí, vos seguí recitando como sea que te llames, le diré o no, y entonces ella creerá con toda el alma que le está entrando sin pena la gloria del mañana para derramarse dentro, y de esa forma, con el último jadeo, se pensará la privilegiada novia del Poeta. Y como todo esto no me alcanzará para olvidar el fastidio de estos minutos que llevo arrastrándome desde que nací, un rato antes de que la respiración se tome un respiro, manotearé debajo de la cama y agarraré una botella, la primera antes de las siguientes, pues todos saben y dale nomás.Así que mejor, Mara, qué te iba a decir, mejor hacé de cuenta que es el destino y no abandones al que te traiciona. Porque yo, que soy tu viento, siempre vuelvo. Y no hay remedio, mi vida.
Más de Mario Capasso en: http://www.textos-en-escombros.com.ar/

martes, 4 de agosto de 2009

Que haré con este corazón -poema: Jorge Boccanera (Audio: Saloma)

Qué haré con este corazón ?
Derribarlo a mentiras ?
Ahogarlo con palabras ?
Tirárselo a los perros ?
Serrucharle un peldaño ?
Olvidarlo en un taxi ?
Reducirlo a ceniza ?
Arrojarle las piedras más negras de la noche ?
Qué haré con este corazón
desordenado y triste
que no responde a nada
ni recuerda su nombre
desde aquélla emboscada entre sus pechos?

Ir a descargar

"Declaración angélica" Oscar Conde

Maneras de los ángeles del cielo
para buscarme. maneras
de llegar en medio de una lluvia,
luciérnagas tardías en mis tardes.

son otros los silencios que se duermen
en mi acento, otros cantos
sirenamente lejos de mi puerto,
mariposas testigos de mi espanto.

no quiero ser un hombre pasado por fuego,
bastante tengo ya
con ser un hombre pasado por tierra.

maneras asombrosas las que tienen
los ángeles para encontrarme.
maneras delictuosas, diría yo.
revólveres pegados a mi carne.

son otras las tormentas
que pasaron de largo, otros vientos
molestos melenamente cerca,
astillas encendidas con mi aliento.

quisiera ser hombre pasado por el cielo.
pero no lo merezco.


http://www.barcoebrio.com.ar

"Miles Davis, la desgarradora soledad" (Fragmento) José Luis Seró

Si tuviéramos que nombrar a alguien que no sólo mantuvo su vigencia a través del tiempo, sino que fue evolucionando, provocando cambios, rompiendo mitos, modificando su música aún sin perder su esencia, sin ninguna duda ese hombre sería Miles Davis. Miles es sin dudas el más "evolutivo" de todos los grandes creadores de jazz.


"Seguí a Bird por todas partes". Evoca Miles. "No tengas miedo". Me decía él. "Sigue adelante y toca"."Todas las noches, yo anotaba acordes que oía en alguna caja de cerillas. Todo el mundo me ayudaba y al día siguiente me pasaba el día tocando esos acordes en el salón de prácticas de Juilliard en vez de ir a clases. Thelonius Monk me copiaba sus acordes y sus melodías, Tedd Dameron también me ayudaba, lo mismo que Dizzy, que me aconsejaba estudiar piano. Así lo hice, y definitivamente me fui de Juilliard. Me di cuenta de que no iba a tocar en ninguna orquesta sinfónica. Y como de todas maneras por la noche tenía que ir a tocar con Bird o Coleman Hawkins, decidí seguir ese camino hasta el final". "Bird solía tocar cuarenta estilos diferentes. No se conformaba con seguir siempre en lo mismo… me hacía subir al estrado y todas las noches yo renunciaba. Los tiempos eran demasiados rápidos, el desafío demasiado grande. ¿Para qué me necesita usted? ¡Le preguntaba!"

http://jazzbluesyarte.wordpress.com/2011/07/11/miles-davis/