jueves, 29 de abril de 2010

"La habitación cerrada" (fragmento) Paul Auster

Las vidas no tienen sentido, argumenté. Un hombre vive y luego muere, y lo que sucede en medio no tiene sentido. Pensé en la historia de La Chère, un soldado que tomó parte en una de las primeras expediciones francesas a América. En 1562, Jean Ribaut dejó a cierto número de hombres en Port Royal (cerca de Hilton Head, Carolina del Sur) bajo el mando de Albert de Pierra, un loco que gobernaba por medio del terror y la violencia. «Ahorcó con sus propias manos a un tamborilero que había caído en desgracia ante él», escribe Francis Parkman, «y desterró a un soldado, de nombre La Chère, a una isla desierta, a tres leguas del fuerte, donde le abandonó para que muriese de hambre.» Finalmente Albert fue asesinado por sus hombres en un levantamiento, y La Chère, medio muerto, fue rescatado de la isla. Uno pensaría que La Chère estaría a partir de entonces a salvo, que, habiendo sobrevivido a su terrible castigo, estaría exonerado de nuevas catástrofes. Pero nada es tan simple. No hay probabilidades que vencer, no hay reglas que pongan límites a la mala suerte, y en cada momento empezamos de nuevo, tan a punto de recibir un golpe bajo como lo estábamos en el momento anterior. Todo se vino abajo en la colonia. Los hombres no tenían talento para enfrentarse a un territorio virgen, y la hambruna y la nostalgia se adueñaron de ellos. Utilizando unas cuantas herramientas improvisadas, gastaron todas sus energías en construir un barco «digno de Robinson Crusoe» para regresar a Francia. En el Atlántico, otra catástrofe: no había viento, los alimentos y el agua se agotaron. Los hombres empezaron a comerse sus zapatos y sus justillos de cuero, algunos bebieron agua de mar por pura desesperación y varios murieron. Luego vino la inevitable caída en el canibalismo. «Lo echaron a suertes», escribe Parkman, «y le tocó a La Chère, el mismo desdichado hombre que Albert había condenado a morir de inanición en una isla desierta. Le mataron y con voraz avidez se repartieron su carne. La espantosa comida les sostuvo hasta que apareció tierra a la vista, momento en el que, según se dice, en un delirio de alegría, ya no pudieron gobernar su navío y lo dejaron a merced de la marea. Un pequeño barco inglés recaló sobre ellos, los trasladó a bordo y, después de desembarcar a los más débiles, llevó al resto como prisioneros ante la reina Isabel.

"Los testamentos traicionados" (Fragmento) Milan Kundera


Por supuesto, todos los artistas modernos conocieron la incomprensión y el odio; pero estaban al mismo tiempo rodeados de discípulos, teóricos, ejecutantes que los defendían y, desde el principio, imponían la auténtica concepción de su arte. En Brno, en una provincia en la que pasó toda su vida, Janácek también tenía a sus fieles, ejecutantes con frecuencia admirables (el Cuarteto Janácek fue uno de los últimos herederos de esta tradición), pero su influencia era demasiado débil. Desde los primeros años del siglo, la musicología oficial checa arrojó sobre él su desdén. A los ideólogos nacionales, que no conocían en música a otros dioses que Smetana, otras leyes que las smetanescas, les imtaba su alteridad. El papa de la musicología praguense, el profesor Nejedly, que pasó a ser al final de su vida, en 1948, ministro y omnipotente amo de la cultura en la Checoslovaquia estalinizada, no conservaba, en su belicosa senilidad, más que dos grandes pasiones: venerar a Smetana, execrar a Janácek. El único apoyo que Janácek obtuvo en toda su vida fue el de Max Brod; al traducir éste, entre 1918 y 1928, todas sus óperas al alemán, les abrió las fronteras y las liberó del poder ejecutivo de la celosa familia. En 1924, Brod escribió su monografía, la primera que se le dedicó; pero Brod no era checo, de modo que la primera monografía janacekiana es alemana. La segunda es francesa, publicada en París en 1930. Sólo treinta y nueve años después de la de Brod vio la luz su primera monografía completa en checo4. Franz Kafka comparó la lucha de Brod a favor de Janácek a la anteriormente librada en favor de Dreyfus. Sorprendente comparación que revela el grado de hostilidad que se abatió sobre Janácek en su país. Obstinadamente, el Teatro Nacional de Praga se negó, entre 1903 y 1916, a montar su primera ópera, Jenufa. En Dublín, en la misma época, entre 1905 y 1914, sus compatriotas rechazan el primer libro en prosa de Joyce, Dublineses, e incluso queman las pruebas de imprenta en 1912. La historia de Janácek se distingue de la de Joyce por la
perversidad del desenlace: fue obligado a ver el estreno de Jenufa dirigido por el director de orquesta que durante catorce años lo había rechazado, que durante catorce años no había manifestado más que desprecio por su música. Se vio obligado a mostrarse agradecido. A partir de esta humillante victoria (la partitura, recordémoslo, quedó embadurnada de correcciones en rojo, de tachaduras, de añadidos), terminó, en Bohemia, por ser tolerado. Digo: tolerado. Si una familia no consigue aniquilar al hijo malquerido, lo rebaja mediante una indulgencia maternal. El discurso corriente en Bohemia, y que dice estar a su favor, le arranca del contexto de la música moderna y lo amuralla en la problemática localista: pasión por el folclore, patriotismo moravo, admiración por la Mujer, la Naturaleza, Rusia, lo eslavo y otras jerigonzas. Familia, os odio. Ninguno de sus compatriotas ha escrito hasta hoy ningún importante estudio musicológico analizando la novedad estética de su obra. Ninguna escuela influyente de la interpretación janacekiana ha podido hacer inteligible al mundo su extraña estética. Ninguna estrategia para dar a conocer su música. Ninguna edición completa en discos de su obra. Ninguna edición completa de sus escritos teóricos y críticos.
Y, sin embargo, esa pequeña nación jamás ha tenido un artista más grande que él.
Dejémoslo. Pienso en la última década de su vida: su país independiente, su música finalmente aplaudida, él mismo amado por una mujer; sus obras pasan a ser cada vez más audaces, libres, alegres. Vejez picassiana. En el verano de 1928, su amada, acompañada de sus dos hijos, va a verle a su pequeña casa de campo. Los niños se pierden en el bosque, él parte en su busca, corre por todas partes, se enfría, cae víctima de una neumonía, es llevado al hospital y, pocos días después, muere. Ella está allí, a su lado. Desde los catorce años, oigo murmurar que murió haciendo el amor en su cama de hospital. Poco verosímil, pero, como solía decir Hemingway, más verdadero que la verdad. ¿Qué otra culminación para esta desencadenada euforia que fue su edad tardía?
Los testamentos traicionados - 1992

martes, 27 de abril de 2010

Joaquín Gianuzzi - poemas

Ni angel ni rebelde

No arriesgó nada
no practicó la irreverencia
no mordió el sexo del paraíso
no padeció la pesadilla de vivir
no aulló por falta de demonios en el vientre
no enturbió el agua de ninguna academia
no gozó la locura de la realidad
no destruyó su propia fisiología
no reveló lo insensato de la sensatez
no orinó ni escupió ni eyaculó fuera de foco
no hizo de la palabra la enemiga total
no metió ningún dedo en la llaga
de ninguna cosa hizo destino
no tuvo miedo de sí mismo
no metió mundo ni absoluto en sus venas
no arrulló entre sus brazos una bomba ni siquiera pacífica
no tuvo pensamiento ni ademanes
ni colores militantes
no se encamó con el monstruo de sí mismo
no hizo del vacío una utopía
no amo ni para nacer ni para morir
no telefoneó al otro mundo, no arrojó
bocanadas de sangre sobre el orden y el lenguaje.
Fue correcto adecuado municipal y obvio
o sea una buena persona en el peor sentido de la palabra.

La peste

Estas calles y sus días se alargan con mucho sufrimiento
a total disposición del mal.
Por algún milagro que desconozco
por la ciudad camino todavía.
La época dispara su metralla hacia distintas direcciones
y toda cosa viva se ofrece como un blanco propicio a la peste.
Cómo se entiende esto, la intensidad
con que una mano se justifique
en el aniquilamiento de otra.
Sigo de pié, no destruido sino hecho a un lado,
apartado hasta que se agote la humanidad de mis ojos
y todas sus rotas convicciones.
Antes de caer baleado
-y todo el mundo ignorando en nombre de qué fue mi blanco/elegido-
me pregunto si llegaré a tiempo para morir sin asco ni locura.

Demasiadas preguntas

¿A qué justicia habían apostado para él
desde la oscuridad del huevo?
¿Acaso a este fraude
a este despertar a la historia sin saber para qué?
¿A este levantarse de la cama
como si lo que sigue significara algo?
¿A este lamentable compatriota
sobre el que de pronto disparan en la calle
desde la sombra de esquinas infinitas
y todo el mundo ignorando
en nombre de qué fue ese blanco elegido?

de "un arte callado" Ediciones del Dock 2009

sábado, 24 de abril de 2010

"los pájaros ciegos" Gocho Versolari

...y los pájaros han enceguecido
y a tientas
buscan la montaña amarilla
mientras el viejo demonio de los cielos
se inmoviliza en una carcajada
y se convierte en águila de sal.

Tordos, cuclillos, avutardas
vuelan sin control
y el crepúsculo alista sus acordes
y la luna se convierte´
en un túnel de pan.

Los pájaros ciegos
oscurecerán valles y laderas
ríos y bosques
y a lo lejos
ignotos marineros
verán como se extinguen
las tenues luminarias de las noches
y el sol ausente creará abismos
para engullirlos atronantes

En las montañas de mi pueblo
las oscuras avescontagiarán ceguera
y los labriegos y los niños
se hundirán en las sombras de los días
mientras un águila de pan
volará por debajo del mundo
hacia estrellas lejanas

Como en el cuadro de Chagall
una niña en el cielo
navegará cabeza abajo
y los pájaros se estrellarán uno por uno
contra el silente farallón del sol

http://gochoversolari.blogspot.com/

miércoles, 7 de abril de 2010

Edgar Bayley - poemas

ES INFINITA ESTA RIQUEZA ABANDONADA

esta mano no es la mano ni la piel de tu alegría
al fondo de las calles encuentras siempre otro cielo
tras el cielo hay siempre otra hierba playas distintas
nunca terminará es infinita esta riqueza abandonada
nunca supongas que la espuma del alba se ha extinguido
despues del rostro hay otro rostro
tras la marcha de tu amante hay otra marcha
tras el canto un nuevo roce se prolonga
y las madrugadas esconden abecedarios inauditos islas remotas
siempre será así
algunas veces tu sueño cree haberlo dicho todo
pero otro sueño se levanta y no es el mismo
entonces tú vuelves a las manos al corazón de todos de cualquiera
no eres el mismo no son los mismos
otros saben la palabra tú la ignoras
otros saben olvidar los hechos innecesarios
y levantan su pulgar han olvidado
tú has de volver no importa tu fracaso
nunca terminará es infinita esta tristeza abandonada
y cada gesto cada forma de amor o de reproche
entre las últimas risas el dolor y los comienzos
encontrará el agrio viento y las estrellas vencidas
una máscara de abedul presagia la visión
has querido ver
en el fondo del día lo has conseguido algunas veces
el río llega a los dioses
sube murmullos lejanos a la claridad del sol
amenazas
resplandor en frío

no esperas nada
sino la ruta del sol y de la pena
nunca terminará es infinita esta riqueza abandonada

A SER OTRO

he venido a ser otro
a ser el mismo
a entrar salir estar despierto
no quiero eternizarme en una cara
en un traspié canál en un cuidado

he venido a ser otro
a convertirme
en cal en hoy en calle
en mi enemigo
he venido a mezclarme
a estar parado
a darme a ser a no mirarme
a no decir ya está he terminado

he venido a estar a empobrecerme
a seguir con mi apuesta
entre los hombres

he venido a morir o no morir
enamorado

a partirme en cielotierra
entre dos pasos
habitando el desamor
y la alabanza

UN SENTIDO ILUMINADO Y CIERTO

digo amiga y digo lentamente
las formas del viento y la madera
digo un momento un fuego
una bondad un río una fé
un nacimiento un aire
un sentido iluminado y cierto

digo amiga con palabras con horas
con ojos con adioses
con claridad y sombras
y una estrella

y tan especial
tan solo
y verdadero
es este amor
y tan cumplido en sí mismo
tan abierto
y rico y generoso
que dejémoslo ya
sin tocarlo
mirándolo a distancia
o demósle la mano
y marchemos con él
adonde quiera
sin ver
y sin dudar
y sin cuidado.

de Todo el viento del mundo
Selección Daniel Freidemberg
Grupo Ed. Mondadori Grijalbo - 2000

jueves, 1 de abril de 2010

"el regresamor" Daniel Calabrese

Aquello que terminó
está sucediendo todavía.

Aquel amor que fue regresa.
Porque todo lo que lleva sangre o música
tarde o temprano se reanuda.

Pero cuidado.
Mi carne te conoce,
mis dedos caminaron ya cien veces
en la luz señera de tu cuerpo.

Y no es agua la sed.

No es clavar un puñal en el cielo
y desatar una tormenta.

http://www.antologiapoetica.com.ar/index.php3