martes, 16 de noviembre de 2010

"el pacto secreto" del autor al lector - Beatriz Isoldi (fragmento)

El primer hombre, el hombre arcaico, un día se encontró con un gesto. No era un gesto propio. Era un gesto de otro. Seguramente no le fue facil reconocer la diferencia, pero lo logró. Ese gesto de un "otro" enseguida le advirtió de un peligro, de la oportunidad de saciar su hambre. o le señaló un profundo sentimiento interno?. Seguramente respondió a su gesto. Y se produjo el milagro. El gesto fue luego canto, fue danza, Los unió. Los desunió. Los volvió humanos.El sonido vuelto voz, fue palabra. Y el hombre se conoció en su pasaje por la palabra. Y la palabra se expandió sobre la tierra y fue instrumento de persuación. modo de atemorizar, paradigma de conducta. Mucho costó y aún cuesta despojar al relato de esta finalidad práctica. Ser relato por el relato mismo. Ser por sí. Y cuando se lo logra qué. ¿Cuál es el sentido de su existencia? ¿Cuál es la finalidad del autor que escribe tal texto? ¿Es posible que la singular aventura de abismarnos en las vicisitudes de una intriga imaginada por otro, nos trastorne, nos transporte, nos vuelva distintos? ¿Es factible que después de compartir aquel encuentro neblinoso, impregnado de nostalgias, de pérdidas, de amor, entre Etsuko y su hija Niki que ha regresado fugazmente a la casa, ese momento de la mañana en que la madre se despierta y le llegan ruidos y canto de pájaros y una pálida luz desde afuera, ese asistir a ello en puntas de pié, vislumbrando la escena casi sin respirar a fin de no romper el hechizo, como lo cuenta Kazuo Ishiguro en Pálida luz en las colinas, ¿es factible que después del inquietante suceso, una parte de mi ser no se haya estremecido? ¿que no sienta que algo ocurrió?. Qué ocurrió. ¿un goce estético? ¿Una inquietud ética? ¿Algún resorte de mí mismo que se puso en juego más allá o más acá de las palabras?Quizás todo eso, quizá el gran ausente en éstas páginas, sea el término "placer". Ese sentimiento provocado por la suspensión de la incredulidad de la que habla Levi Strauss, que nos vuelve niños o, diría yo, nos evoca el sentido de aquel primer gesto.El absoluto e inexplicable placer encerrado en aquel encuentro con el gesto.El placer que ofrece la lectura de una obra de ficción quizás radique en la evocación de aquel pacto secreto que alentó el primigenio gesto de encuentro con otro.
1era. edición Botella al Mar (2009)

lunes, 1 de noviembre de 2010

Una soledad demasiado ruidosa (fragmento) - Bohumil Hrabal

...De esta manera, a pesar de mí mismo, me he vuelto sabio y ahora me doy cuenta de que mi cerebro es un fajo de pensamientos prensados en la prensa mecánica, mi cabeza calva es la nuez de Cenicienta, y sé bien que los tiempos en que el pensamiento estaba inscrito en la memoria humana tenían que ser mucho más hermosos; si en aquel tiempo alguien hubiese querido prensar libros, tendría que haber prensado cabezas humanas, pero tampoco eso habría servido para nada, porque los verdaderos pensamientos provienen del exterior, van junto al hombre como su fiambrera de fideos y por eso todos los inquisidores del mundo queman los libros en vano, porque cuando un libro comunica algo válido, su ritmo silencioso persiste incluso mientras lo devoran las llamas, y es que un verdadero libro siempre indica algún camino nuevo que conduce más allá de sí mismo...
Capítulo 1:
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