lunes, 29 de julio de 2013

Freddy Yezzed

Por accidente he pasado hoy la palma de mi mano por la cabeza. La he palpado minuciosamente ahogado en un silencio perplejo. Me he dado cuenta de que estaba rapado por completo. He deslizado con suavidad mi mano por la frente, la nariz, la quijada. Me mojaron la angustia y los nervios como la ola contra un acantilado: ¡había olvidado cómo era mi rostro! Caminé de un lugar a otro con desesperación. Me busqué en el reflejo de una ventana sucia, en el revés de una cuchara, en el brillo del marco de una puerta metálica. Pero no me pude ver. Indescriptiblemente me carcomió la tristeza. Lloré acurrucado en un rincón. No comprendí por qué no hay espejos en este lugar.

Digo palabras falsas con la cabeza clavada en mi pecho y mis dedos entrelazados en la nuca: adentro soy yo y mi propia imagen. Adentro está mi espejo. Pero mi espejo no tiene reflejo. Soy un hombre sin rostro.


La sal de la locura (Buenos Aires, 2010)  

sábado, 27 de julio de 2013

Rolando Revagliatti

Nos trajo el trolebús

Un trolebús, no para todos destartalado
nos dejó de a pie cuando nacimos

no menos de a pie que a aquellos
que no llegaron a propiamente nacer

aunque aún más de a pie fueron dejados
los que apenas después de propiamente nacer

murieron.

En sueños

Condeno a tipos y a tipas
en los grumosos, enervantes sueños
pelados de escenografía, de ínfima trama

y entretengo pelafustanamente discurriendo
ensalzando, pontificando

y aturdo cuando me desquito quitándome
aullidos y multiformes destemplanzas
-desnudo lloro odiando-

y unos desasosiegos vándalos cercados
por el pudor



Cómo sopla el serpentino cuando no canta el gallo - Vanesa Guerra

Escritura que se desliza con la sutil ligereza, la atrevida precisión de un bordado y velocísima en ráfagas de viento y luz, traduce la fijeza de la pampa áspera en dimes y diretes, cabos sueltos y rabos encontrados, chispas, fogonazos, fuegos lares, calma chicha, chicharras, noches infinitas en el canto de los grillos.
Vanesa busca -y encuentra- la estrella de la síntesis, la salvaje alborada, el resuello, la flecha del centauro en la constelación. Y nos entrega un diamante, una diadema, una diáspora incumplida también. Un sueño que va del polvo al polvo.
Como quería Martinez Estrada, mira con los ojos del que se queda cuando el tren se va. Teresa Arijón

¿qué cosa es una cosa sin su dueño? una cosa suelta? una cosa guacha?, vaya a saber que es una piedra, por ejemplo, que está o no está y lo mismo da porque nos ignora; porque aún sin nosotros perdura y seguirá su camino de piedra sobre nuestro cadáver; pero las cosas abandonadas andan como sombras de lo que uno fue, son aullido que busca el nombre propio entre la oscuridad; Don Mateo cree que es una piedra y cuando muera nos quedaremos y te quedarás sin luz y sobrará otra casa. Esta casa ahora es de nadie, huérfana, guacha, sin heredero, y posible es su destino de piedra, algún día el pueblo entero será un cementerio de piedras, más grandes, más pequeñas, más redondas, más bajas, más frías, más soleadas...
Cosas y casas sin alma deambularán su presencia en cada noche/ noche que abarca al mundo sin voluntad ni propósito/no le soples la vela, mandinga que ahí dio con nueva carta y papel

de Cómo sopla el serpentino cuando no canta el gallo, Vanessa guerra

Editorial Bajo la luna 2012