viernes, 8 de julio de 2016

Rafael Vásquez



El poema

Rastro de la palabra que no siento
como esperable y lícita condena;
que no es prisión ni angustia ni cadena
sino el cauce abisal del pensamiento.

Porque en la letra cabe y es sustento
de la vida que pasa, de la pena, 
del amor que no dura, de la buena
felicidad que aguarda su momento.

Rastro de la palabra y su escritura,
toda la voz al fin, la desmesura
de indagar al espejo de la suerte.

Y entre tanto, la página vacía, 
la indecisión errática y baldía
que anticipa la sombra de la muerte.

La casa de mi abuela

El patio y sus canteros
¿plantas o flores?,
las baldosas seguras después de la cancel
y un triciclo tan fuerte que sabía
mandar los recorridos de la infancia en el patio.
Macetones con flores,
algún perro en el fondo, seguramente un árbol.
La casa de mi abuela con un piano y dos tías
todavía solteras
para cuidar ausencias primerizas
hasta el regreso de mi madre.
En las fotografías
que nunca vuelvo a ver están los rostros
que la muerte dejó para la pena.
Viejas anotaciones
o cartas
o recuerdos
dan ese tinte sepia, borroso, del pasado.
Ya no quedan testigos
                                        ni el lugar
                                                           y la sombra
me crece desde adentro como una despedida. 

La noche sin abrazos

para Enrique Bossero

Uno puede dolerse. Pero de qué nos vale
si otros van sin sentirlo
en la piel, en el beso o en la voz apagada;
en la semana triste o en el día sin cuidados;
en el diciembre angosto que no supo aferrarlo,
ese mes tan exacto que se llevó consigo.
No conozco a sus hijos para ir a despedirlo
ni pienso en los adioses sin respuesta.
La muerte no sostiene más que adioses
y nada me convence.
Porque está en sus poemas.
Fue una amistad bien corta pero fuerte
de acercarnos lo escrito y su sonido.
Ese sentido extraño en otra música
que supo compartir sin egoísmos. 
En esas cartas breves que se mandan
ahora
sin timbre ni cartero, por el aire,
nos prometimos un encuentro cierto.
Y ya no hay nada cierto. Su recuerdo
baja desde la noche sin abrazos.

de Pequeñas muertes, provisorios olvidos - Ediciones El Mono Armado 2016

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